Siempre escuchamos sobre lo bastardeado que esta el ámbito de los conciertos en vivo. Desde arreglos económicos muy pedorros donde a veces inclusive los músicos terminan pagando por tocar, hasta malos tratos, mala técnica o informalidad extrema en los horarios “esperá una horita mas que llegue mas gente” y terminas tocando a las 4am… Como buenos argentos, tendemos a pensar que eso pasa acá porque “esta todo mal” PERO NO. Es un mal generalizado que los artistas debemos enfrentar en todas las latitudes. Podes leer mas sobre estos males en el blog Ari´s Take, un músico independiente que publica mucho contenido muy interesante. Una de las respuestas a este tema es la creciente tendencia de los llamados “House Concert” donde son los fans los que proporcionan un espacio para la actuación de sus artistas favoritos. De esta forma se arman conciertos íntimos para solo unos pocos asistentes y con trato súper directo con el artista.

Las complicaciones para cerrar una función en el valle (la ceniza, la veda electoral y todo lo que les contaré en la segunda parte de “ser músico independiente”) sumado a las ganas de compartir #dada con MI amigo @matiasreser, dieron como resultado el primer house concert de mi carrera. Eso y la GRAN onda de “el perro”, nuestro anfitrión quien no solo armó la sala y puso luces y equipos, sino que además hizo un asadazo 🙂 La experiencia fue alucinante, el nivel de interacción es muy distinto a una “sala convencional”. Inclusive, después de terminar “la función” estuvimos tocando con algunos de los asistentes. Genial. Además, al compartir toda la noche con el publico, pudimos charlar mucho sobre “de qué viene el proyecto” y cómo funciona el espectáculo, los instrumentos, la composición instantánea y demás. El lado B de la cuestión fué que por no contar con un proyector con entrada HDMI no pudieron ver las visuales. Igualmente y manteniendo el espíritu positivo, el hecho de tener toda la atención en lo que estaba tocando me permitió explorar mas la musicalidad y sonoridad del espectáculo.